La joyería Paez es un pequeño local situada en una plaza. El proyecto obtiene de sus condiciones iniciales- unas dimensiones reducidas, con una proporción perpendicular a la calle y su uso como espacio de venta de joyas, los datos fundamentales para abordarlo.
Ante la escasa medida del frente de fachada el escaparate adquiere profundidad y captura al peatón envolviendolo en su geometría quebrada donde la luz se llena de matices, casi como si se encontrase dentro de una de las piezas que allí se exponen.
El interior se afronta con un criterio de orden lineal aumentando así la sensación de profundidad.
Construcción
El espacio de escaparate es viable gracias al empleo del vidrio laminar, transparente en los planos de frente y con butiral opal en las costillas rigidizadoras lo que permite separar ámbitos distintos dentro de la zona expositiva. Los estantes están realizados con paneles de resinas termoendurecidas tipo trespa formando un pequeño cajón donde se empotra la iluminación.
El contenedor base se trasdosa con placa de cartón-yeso acabada en blanco liso que también se emplea para la formación del falso techo, lo que incide en la sensación de luminosidad y amplitud.
En el suelo se emplean paneles flotantes de madera laminada, también se recurre a la madera en el mobiliario contrarrestando así la frialdad de los vidrios, los paramentos blancos y el acero inoxidable empleado en las carpinterías.