El programa de la biblioteca se condensa volumétricamente en una geometría muy clara y rotunda, un cuerpo prismático, regular y de líneas rectas, que se perfora en una de sus fachadas dando acceso al corazón de la propuesta: un jardín sinuoso, sorpresivo, irregular, que filtra las entradas al edificio desde la zona verde en el que se inserta, creando un espacio de encuentro e interrelación, más silencioso, intimo e introvertido.
El edificio se organiza exteriormente en dos niveles y materialidades: una base continua, ligera, traslucida, vaporosa; sobre la que se dispone un volumen más pesado, denso, cerámico. Interiormente, la biblioteca se abre al patio con frentes continuos transparentes dispuestos horizontalmente en dos niveles, dos cintas, que con distintos ritmos cierran el perímetro interior generando terrazas y soportales que posibilitan nuevos usos en espacios de transición.
El patio central se plantea como el núcleo de la propuesta, un espacio público continuo hacia el que mirar, extensión de la zona verde de los alrededores, que constituye un espacio de encuentro desde el que se accede a los diversos usos distribuidos en planta baja y permite conexiones visuales entre plantas para evidenciar el uso interior del edificio al usuario de la biblioteca.
Reforzando esta condición de centralidad de la planta en la que todos los usos y programas miran hacia el patio, se plantea un anillo de comunicación en el perímetro exterior de la planta de la biblioteca, dando respuesta a las conexiones entre usos y plantas y liberando los frentes de fachada interior para las zonas de estancia y estudio.